Opinión

Por Edgardo Carrasco Rojas

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El laberinto del maratón olímpico que organizó la Orden Legión Cáceres de Piura

Organizar un maratón olímpico es difícil por la parafernalia en lo organizativo y económico.

El primer problema que tienen que enfrentar los organizadores es buscar el apoyo económico-que por cierto es la parte más engorrosa-casí nadie quiere apoyar, y lo otro es conseguir gente capacitada para el control de la prueba, es decir controlar de cerca a los maratonistas para que cumplan con el recorrido señalado por el director general de la prueba, en este caso lo fue Humberto Requena Oliva, el carismático personaje con una sonrisa lo soluciona todo.

El primer escollo los organizadores logran superar al obtener el apoyo económico de organismos gubernamentales y privados.

Ahora el tema era superar la parte organizativa en cuanto al control específico de la carrera, y nunca se pudo superar porque quienes tenían la responsabilidad no se hicieron presentes-no referimos a los jueces.

La Dirección Regional de Educación, asumió la responsabilidad de poner los jueces, tarea que no cumplió.Al no existir jueces en la ruta cualquier cosa puede suceder.

Los problemas y reclamos llegan al terminar la prueba pedestre por parte de atletas que no están de acuerdo con los resultados generales.

Solo hubo un par de jueces en la llegada, encargados de registrar el tiempo de los fondistas.Cleine Goméz Guevara, es la primera atleta que comienza con los reclamos.

La huancaína arribó a la meta en el primer lugar al hacer un crono de 2h.59'., sin embargo, los organizadores comprobaron que no había cumplido con el recorrido, es por eso fue descalificada. Ella argumentó haber llegado al Óvalo Cáceres, pero al no existir jueces que la guien se perdió tomando otro recorrido.

La pequeña fondista hizo un show cuyo objetivo era sensibilizar a los responsables de la "Octava Edición" del maratón olímpico por el Día de la Bandera, para que la consideren y de esta manera obtener el tercer puesto-ahora ya no reclama el primer puesto sino el tercero y llevarse 2 mil soles.

Ni una ni otra cosa logró. Lo que logró fue llamar la atención de los curiosos apostados en las inmediaciones de la llegada y de los periodistas que cubrieron la jornada atlética.

También vinieron reclamos de atletas del Bajo Piura. Faustina Miranda Prado, reclamó exasperada el tercer lugar, más de una atleta reclamó el tercer lugar en damas.

Empero le sacaron la "vuelta" a la organización-hicieron trampa al desviarse del recorrido para sacar ventaja.Por último el reclamo más sonado y que va en serio.

La fondista limeña Ana Serruto Ipanaqué, ocupó el tercer lugar, en consecuencia ganaría 2 mil soles. Ella recibe mil soles de adelanto en sobre cerrado, recibiendo indicaciones de los organizadores ir al día siguiente por los mil más.

Serruto, argumenta que en el momento no abre por precaución y la emoción que la invadió. Al estar en casa de un amigo abre el sobre dándose con la sorpresa al encontrar los mil soles sino 200 soles.

Ahora la atleta intenta que los responsables de la organización le soluciones el problema, y el caso lo puesto en conocimiento de la comisaría de Piura y la Fiscalía. Ella sostiene ha recibido mil 200 soles y reclama los 800 restantes.

Sin embargo, hay que rescatar la pujanza que le pone el profesor Víctor Vite Chávez, hombre de honestidad comprobada, y que siempre lo observamos en la organización de competencias deportivas.

Es indudable que en toda organización de un maratón existen errores, pero hay que corregirlos para evitar comentarios fuera de lugar.

Para que los enemigos que quieren tumbarse al único maratón olímpico que hay en la región. Los que intentaron boicotear la octava edición, fueron precisamente gente de Piura.

Los corredores domésticos amenazaron en no participar hasta que les consideren premios especiales.

Están vencidos antes de correr. El nivel del maratonista piurano es muy bajo que ni siquiera puede competir palmo a palmo con los atletas foráneos de nivel medio.